Con motivo del día internacional del libro fuimos testigos de algo poco visto en cualquier otro día del año, los medios masivos hablando de literatura, al menos unas pinceladas, se sacaron a flote las cuestiones típicas, los altos precios de los libros, las bajas ventas, la supremacía de la literatura “Light”. Y por supuesto una pequeña reseña a los tops del mercado.
Los libros mas vendidos en chile en el genero ficción: solo libros de Stephanie Meyer, la saga crepúsculo!
No ficción: “Los sueños de mi padre” de Barack Obama y “Ruego a usted tenga la bondad de irse a la cresta” de Fernando Villegas, además de algunos libros de autoayuda.
Donde están los grandes literatos intelectuales? Aquellos que llenan los concursos y elevan las voces contra la literatura comercial, ¿Esta el publico chileno irremediablemente acotado solo a algunos best seller comerciales con uno que otro dinosaurio buscando alguna sacra obra de “buena” literatura?.
Si!!, obviamente!, y por suerte.
Sino prácticamente no leería nadie.
Dejemos a un lado la importancia del libro como motor de cultura, la santidad del papel impreso, la maravillosa experiencia de la imaginación, y veamos el libro como producto desde un descarnada mirada de mercado.
De que sirve un libro?
Básicamente tiene 2 funciones en el caso de ver el libro como producto de entretenimiento:
Entretener y ocupar espacio viéndose bonito en un estantes.
Lo segundo como objetivo del producto es bastante discutible, la gran mayoría de los libros que se editan en chile justamente no cumplen con ello, mala encuadernación, pésimo diseño de portada, en general bastante poco elegantes, solo algunos volúmenes de ficción, normalmente obras extranjeras, son de una calidad que permite el planteárselos como elementos decorativos.
Por lo tanto solo nos queda como producto de entretención.
Consideremos el libro con un precio promedio de 10 lukas y con una media de vida útil de 8 horas. 8 horas de entretención a poco mas de 1 luka por hora. No deja de estar mas menos en el mercado, una entrada al cine cuesta unas 3 lukas por una media de 2 horas de entretención, mas snacks por supuesto. Una entrada a un local nocturno bordea las 5 a 10 lukas por una media de 5 horas de entretención, nuevamente mas consumo, ni hablar de salir a comer. ¿No parece tan descabellado no? El desembolso es más menos paritario a pesar del impuesto. Pero hay una diferencia, el aspecto social, nadie se plantea una cita con la muchacha de su interés leyendo juntos un libro, no se conoce gente leyendo un libro (en términos normales por supuesto), es una actividad personal. Tampoco se hace ejercicio, se cierran negocios.
El libro es netamente para encerrarse en uno mismo y alejarse de lo cotidiano, olvidarse de la muchacha, de los negocios, del ejercicio, etc. No cumple ningún otro objetivo de entretenimiento que el de pasar un rato agradable.
Por ello DEBE justificar su inversión, debe ser interesante, arrollador, debe empezarse y no soltarse hasta la ultima pagina, ojala que llame a buscar si tiene continuación y eventualmente estimular su relectura en un plazo relativamente corto.
Si queremos aumentar la lectura, el libro debe ser visto tanto como una herramienta de educación como un producto, nuestros autores deben escribir pensando en el lector no en satisfacer sus propios deseos de difusión y especialmente debemos estimular la lectura activa no obligada.
De todos los cientos o miles de libros que he leído en mi vida, desde cuando me escondía para leer las crudas novelas de Harold robbins, desde que soñaba con cimitarras piratas desde las paginas de Salgari o leyes de la robótica de asimos, si hay obras que hicieron decaer mi pasión por la literatura fueron justamente muchas de aquellas que son parte de los programas educacionales, muchos se espantaran pero bodrios como el niño que enloqueció de amor o la insufrible metamorfosis de Kafka me alejaron meses de las paginas amarillentas, para un niño que disfruto con los voluminosos tomos del Adiós al séptimo de línea, debía ser mucho para que esos pequeños escritos con tapa de cartón me produjeran rechazo.
La obligación es un asesino poderoso, más cuando conlleva justamente experiencias tan poco placenteras como las producidas por ciertas obras consideradas “indispensables”. ¡Gracias J.K. Rowling!, ¡Alabada sea Stephenie Meyer! En un mundo de Internet y consolas de juego, abren ojos, extienden horizontes, los niños y jóvenes que no soportarían 3 paginas del quijote, se devoran 600 del mago de hogwarts, de ahí a Tolkien o Verne es solo un paso, otro mas para Phillip K Dick, Harlan Ellison o Stephen King, un poco mas y quizás serán Clancy o Grisham. Si algunos saltan a Shakespeare o Zola genial, pero debe darse ese proceso, medianamente lineal, voluntario, conciente.
Se debe dar el espacio para la literatura interesante y dinámica por sobre postulados deslucidos, hay un mercado gigantesco de lectores que debe ser conquistado, una reciente encuesta nos dice que por ejemplo un 24% de los chilenos no tienen libros en sus casas, otros tantos solo algunos necesarios por tema educacional, ¿Debemos seguir con la idea de que debemos introducir a la fuerza la lectura cuando obviamente es un concepto ridículo a estas alturas?, el culpar al valor de los libros por la baja compra de estos es buscar una explicación fácil, por mas que se bajen, por mas que le quitemos el iva, si el libro es fome no se va a vender, aunque lo regalen no se va a leer, menos si seguimos fomentando la impronta mental de libro = aburrimiento que prevalece sobre una gran parte de la población. Debemos mejorar los precios, pero también debemos mejorar el producto, hacerlos mas competitivos. No podemos seguir manteniendo una estructura editorial que publica volúmenes patéticos para un publico minoritario con títulos mayormente centrados en estilos soporíferos soportados por unos cuantos best sellers probados en otras latitudes.
Hay una hornada de jóvenes autores que están tratando de cambiar esto, desde la aventura juvenil de Alberto Rojas a la insania salpicada de cyberpunk de Jorge Baradit, autores que han ido abriendo mercados aun ante la renuencia de una industria que parece no considerar las nuevas nociones del marketing y sigue un camino que ha mantenido al panorama editorial chileno en una mediocridad exasperante.
De no cambiar el enfoque la lectura como actividad masiva en chile será una realidad el día del…
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