domingo, 26 de abril de 2009

Anécdotas en marketing automotriz.

Conversando de autos con mi amiga Elizabeth Gutierez Kafati se me ocurrió la idea de reseñar algunas historias cortas de ciertos vehículos icónicos por su valor como productos, cada uno de estos es un ejemplo de la venta de un sueño (dreamketing) mas allá de sus características originales y resultan anecdotarios de cómo un bien puede volverse símbolo y generar ingresos por ello.


El Countach: Ferrrucio Lamborghini paso de campesino a ladrón de tanques y toda clase de chatarra de post guerra, con ello hizo tractores y se volvió millonario, como correspondía a un buen millonario italiano se compro Ferraris, pero molesto con ciertas características de los modelos de la época (un embrague pésimo y la falta de maleta) un día se acerco a don Enzo y le planteo sus reparos, debe haber sido una conversación memorable, dos viejos italianos malas pulgas discutiendo, finalmente Ferrari le dijo en su cara que era un campesino ignorante y que si no sabia apreciar la calidad Ferrari se hiciera su propio auto. Ferrucio con furia decidió devolver la mano y fundo su propia compañía, tras 20 años efectivamente se convirtió en un feroz competidor de la fabrica de Maranello y algunos de sus vehículos se hicieron verdaderos símbolos como el Countach, que tendría una figuración sin precedentes como icono pop en los 80s, disparando las ventas de Lamborghini y creando toda una familia de elitistas clientes que asociaban el auto al bienestar de la clase ejecutiva joven. Estudios sitúan al Countach como imagen presente en la gran mayoría de las habitaciones de los adolescentes de la década y hasta el día de hoy es un símbolo del diseño y de una época en si mismo.



El “hachi Roku”: a mediados de los 80s, Toyota dentro de su amplia gama de modelos presentaba una variación de su vehiculo básico insigne el Corolla (el auto mas vendido de todos los tiempos), en su versión mas deportiva el clásico sedan se convertía en dos modelos de dos puertas: el “Levin” o “Hachi Go”(AE85) una coupe de bajas prestaciones a bajo precio y rendidor consumo. Y el “Trueno” o “Hachi Roku”(AE86). Aunque el Levin se vendió bastante bien y fue un buen vehiculo básico, es la historia del Trueno la que traspaso los anales de la historia. ¿Por qué? El AE86 a pesar de ser un vehiculo muy barato cumplía con excepcionales características de performance y estilo, focos retractiles, transmisión trasera y un motor 1600 cc de alto rendimiento que aunque no excesivamente potente era bastante entretenido, pero la principal característica del 86 era un balance perfecto casi irreal, las características de suspensión y conducción del trueno eran soberbias, casi de casualidad, su transmisión trasera y diseño exterior e interior creaban un equilibrio increíble de pesos en el auto. Con intención o no, el pequeño auto de toyota era el vehiculo perfecto para el deporte tuerca mas extendido, adrenalinico y exigente de Japón, las carreras de drifting, especialmente en caminos de montaña. Hoy mas de 20 años después, el hachi roku sigue siendo el gran campeón de este deporte y sus variaciones, ni la suspensión inteligente, ni las tecnologías informáticas ni ningún otro avance han podido efectivamente superar la perfección del Trueno. A pesar de ser un hermano mestizo del vehiculo mas abundante del planeta es tal la devoción que es prácticamente una odisea encontrar uno a la venta.



Godzilla: el monstruo de Japón, si el Trueno era un vehiculo poco potente, el Nissan Skyline era su Némesis por antagonia total, con una larga tradición desde el año 1957, el Skyline se forjo un lugar de privilegio en la historia automotriz del sol naciente primero en sus versiones sedan y luego a partir de los 70s en la competitividad con sus variaciones GT-R, pero sus versiones de principios de los noventa serian las que crearían efectivamente la leyenda, la salida al mercado del Skyline GT-R32 marca un hito en el desarrollo de superautos japoneses, el auto reunía tal cantidad de características que nunca se habían visto juntas quizás a un precio relativamente accesible desde la desaparición de los muscle cars americanos, el Skyline era una bestia de potencia y performance, armado con un motor de 6 cilindros en línea 2.6 litros, sistema DOHC, 24 válvulas biturbo generando 276 caballos de fuerza mas un sistema de tracción en las cuatro ruedas y el novedoso sistema ATTESA-ETS que generaba torque independiente en la ruedas frontales al momento de detectar derrape o falta de agarre, este auto es un icono de cómo un vehiculo bien diseñado a precio accesible y de bajo consumo es capaz de vencer a autos de mucho mayor segmento, incluso fue prohibido en varias categorías ya que era tal la superioridad que no tenia rivales. Pensado exclusivamente para el mercado interno japonés, aun así es apreciado en todo el mundo y bastante escaso.




El porsche 911 turbo, si hay un vehiculo que define el estatus de profesional exitoso ese es el 911, aunque aparecido por primera vez en los 60s y 10 años después la primera versión turbo, es en los 80s que se transforma en un icono cultural y primera opción a la hora de buscar un signo de prosperidad para el ejecutivo de grandes ligas. Como otros vehículos míticos, el 911 turbo tiene mucho de mito y algunas interesantes anécdotas, hasta el año 1988 el 911 turbo era un vehiculo visiblemente problemático, con una gran mayoría de compradores inexpertos en la conducción de vehículos potentes que buscaban mas que nada estatus, el 911 resultaba extremadamente peligroso, el turbo único, sin restricciones y sin características de seguridad modernas era en muchos casos de una temperalidad preocupante, la brusca respuesta del motor al elevar las revoluciones y activar el turbo, creaba una agresivo incremento que en manos no preparadas llevaba a un verdadero descontrol del vehiculo, muchos yuppies encontraron la muerte al estirar demasiado las posibilidades del auto, sin embargo tal como en otros casos, esto nunca fue un problema a la hora de vender la experiencia Porsche, el vehiculo de hecho a sus casi 50 años aun mantiene las mismas características de diseño originales y su figura es fácilmente distinguible. El 911 sigue siendo el símbolo que ha sido siempre, mas allá de sus prestaciones, ese es su principal valor.


El legado de Bond: La compañía inglesa Aston martin es poseedora de una larga tradición de competencia y comercialización de vehículos de alta gama, sin embargo hasta fines de los 60s esta ostentaba un mercado prácticamente único en el reino unido, una película cambiaria esto, el uso de un Aston martin DB6 por parte del famoso espía abrió a la compañía un mercado global, el mentado vehiculo paso de la noche a la mañana a convertirse en un símbolo no solamente de estatus y alcurnia, sino a ser un sumun de sofisticación y aventura, por décadas fue uno de los autos soñados por miles de personas. Graciosamente muy pocos db4, 5 y 6 quedan en la actualidad, los autos tenían un defecto fatal, a un motor poderoso, una gran aerodinámica y muchos lujos, se sumaba un sistema de frenos totalmente inadecuado y una dirección deficiente, resultado: muchos vehículos terminaron convertidos en chatarra junto a sus aristocráticos dueños, interesante resulta que esto lejos de menguar la popularidad del exclusivo vehiculo solo lo volvió mas exótico.

El Eleanor: uno de mis casos favoritos, cuando al genial diseñador Chip Foose se le encargo la tarea de crear una variación para el mítico deportivo americano Shelby GT500 (basado en el Ford Mustang fastback) no debe haber pensado en la magnitud que este ejercicio de creatividad podía llegar a tener. Por encargo de Cinema vehicules services la compañía que ordeno el diseño y construcción de las 12 unidades usadas en la película 60 segundos estelarizada por Nicolas Cage, Foose debía darle un nuevo rostro al vehiculo, para ello, hizo una serie de modificaciones sutiles que modernizaron y le dieron un look aun mas agresivo al potente auto. Resultado, el “Eleanor” se transformo en un símbolo. Pero la historia no acabo ahí, el diseño creo tal revuelo que el mercado no solo se volvió loco por adquirir los escasos ejemplares restantes del mítico auto original (incluso en sus versiones menores el GT350), también la venta del modelo base el mustang en todas sus versiones se disparo (acá en chile se dio un claro ejemplo, de una media de 500 mil pesos por uno en estado aceptable se paso a un mínimo de 4 millones, alcanzando los modelos restaurados fácilmente los veinte y tantos millones), pero esto no era aun suficiente, el publico clamaba por el “Eleanor” directamente. Unique performance, una pequeña compañía de restauración formada por algunos de los que originalmente habían trabajado en el proyecto para el Eleanor tomaron el reto, hoy en día Unique Performance es una compañía que factura docenas de millones de dólares con sus líneas de vehículos modificados que incluyen versiones remozadas de clásicos como el Chevrolet Camaro y el Dodge Challenger, todas obras del talento de Foose, pero el Eleanor sigue siendo la guinda de la torta, su versión mas potente el “super snake” esta disponible por la módica suma de 280.000 dólares (+ un mustang fastback para hacer de base). El Eleanor es un símbolo del marketing, un ejemplo de cómo un producto onírico puede crear un imperio y además marca un punto de inflexión en la historia del diseño automotriz, la niña remozada creada por Foose creo tal impacto al presentar un vehiculo que ponía en el tapete la vuelta de características masculinas fuertes en el diseño (recordemos que desde los 80s la captación del mercado femenino había llevado al diseño masivo a buscar sintonizar con ese mercado) que se convirtió en parte importante de la base que lleva al actual estado de la industria donde han comenzado a predominar los rasgos agresivos en la estética con ejemplos como el chrysler 300 primero, o la mayoría de las líneas actuales de compañías como Audi, Mitsubishi, etc.

Cada uno de estos autos y muchos otros, son ejemplos de cómo un producto pasa la barrera de utilidad a ser un objeto de culto y símbolo de estatus o pertenencia, cada uno de ellos lleva con su adquisición una experiencia que sobrepasa cualquier valor directo de manufactura, son en si mismos sueños.

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