El como se mueve el ambiente político es un tema emocionante, sin embargo siempre me deja la impresión que como ejercicio incluso en la clase política se mantiene en una mediocridad espantosa donde hay muy pocos que tengan las capacidades o voluntad para analizar en forma completa e imparcial el como efectivamente piensa el electorado chileno de forma mas personal que simplemente un simplista enfoque de teoría de masas. Chile es bastante más complejo que eso, voy a recurrir nuevamente a mi amado mercado automotriz para ilustrar la realidad social chilena:
Chile tiene el mercado automotriz mas variado y dinámico, en ningún otro lugar del mundo hay tal disponibilidad de marcas y modelos de prácticamente todo segmento. ¿Cuál es la razón de esto? El país es un mercado pequeño, no tenemos un exorbitante ingreso per capita, tampoco una distribución de la riqueza espantosa que creara una elite numerosa por encima de una masa pobre dispuesta a adquirir modelos de alta gama, y sin embargo tenemos una realidad automotriz privilegiada.
Es que Chile es el laboratorio de marketing de la industria automotriz, porque es competitivo y abierto, tenemos un mercado formado por una masa bastante homogénea en aspectos culturales, ingresos decentes y distribuidos en forma mas menos equilibrada, o sea un publico estadísticamente interesante, pero esto va mas allá, el chileno es un comprador informado e imparcial, no tenemos una prensa especializada viciada, no tenemos una producción propia, ni una tradición automotora nacionalista.
Chile en si mismo es neutro, los clientes toman decisiones considerando sus propias conclusiones basadas en sus conocimientos, estudios y emociones, es parte de nuestra idiosincrasia el cuestionarnos efectivamente todo y ello nos hace comparativamente menos propensos a ser manipulados groseramente.
Las mismas razones que hacen tan atractivo a chile como plataforma de estudio para el sector automotriz son extrapolables al análisis político, es más, este es aun más complejo.
¿Entonces porque se insiste en cometer errores a la hora de analizar el comportamiento electoral chileno en formas infantilmente básicas? ¿Por qué no se considera la realidad psicosocial del chileno en vez de solo verlo desde el punto de vista de la observación de masas más primitivo?
Piñera por ejemplo ocupa en su campaña una mezcla de estrategias de marketing clásico y axiomas electorales norteamericanos, algo absolutamente ridículo, la toma de decisiones políticas es mucho mas complejo que las decisiones de consumo por un lado, y el ocupar técnicas orientadas al voto americano que en su mayoría están orientadas a las masas primarias estadounidenses de negros, latinos y “White trash”, gente que guarda diferencias importantes con el electorado chileno, esto ha demostrado ser ineficiente.
La definición política implica muchos puntos, para el elector hay en juego pensamientos, anhelos, tradiciones, etc. No es una ecuación simple que pueda ser interpretada y menos aun manipulada fácilmente, al menos no en el caso chileno.
Pensemos un momento en el electorado típico chileno, mas allá de las diferencias etáreas o de clases, el chileno es un tipo medianamente instruido al menos en el plano diario, lee periódicos o al menos los titulares, ve un promedio de 60 minutos diarios de noticias, tiene contacto con diferentes corrientes políticas y le gusta comentar todo lo que se le pone delante, en general es alguien que toma decisiones con bastante mas consideraciones que otros electorados como el americano.
Debemos considerar también la situación política del país; 2 lados sin demasiadas diferencias, con cargas valóricas similares, visiones económicas y sociales parecidas, es mas con sobre posiciones importantes y rarezas de discurso, por ejemplo una izquierda socialista cercana al libre mercado, o un partido de ultraderecha que se define como “gremialista y popular”. Con esas incongruencias no es de extrañar que el chileno no confíe en lo que escucha.
¿Frente a esto podemos seguir pensando que el análisis político electoral es una tarea fácilmente descifrable?
No verdad, sin embargo, gran parte de la clase política así lo cree.
Vemos a candidatos cuyo apelativo mas parece derivar de “candidos”, voy a ser un poco duro en mostrar como ve el publico a algunos, pero parece que esta clase de honestidad no es común, tenemos a Zaldívar por ejemplo que sigue pensando que es una alternativa como presidente cuando no hay encuesta simple en la calle donde no encontremos al menos a un 80% del publico que considera que es un imbecil, el que lo sea o no, no importa tanto como el que la gente lo vea así, casi lo mismo con Navarro, Arrate por otro lado a los ojos de la gente prácticamente no existe, para que decir de Hirsch o Tellier, considerados un loco ridículo el primero y un cadáver político el otro.
Por supuesto, hay consideraciones detrás para cada campaña que van desde la convicción de ideas de algunos a simple ambición narcisista para otros, pero extraña la aparente ignorancia con que algunos ven su propia posición.
La misma proliferación de encuestas, que muchas veces no tienen una firme base metodológica, es un signo de la forma en que no se entiende a cabalidad la dinámica electoral chilena. Por ejemplo, no vi análisis en su momento de cómo se interpretan las encuestas que muchas veces no le “achuntan” a la real intención de voto, por ejemplo, se considero el tema psicológico intrínseco a las figuras electorales y la visión general de estas, veamos el caso Bachelet – Piñera, veníamos de una lucha Lagos-Lavín donde Lagos representaba el padre autoritario y firme, la figura de poder, versus el amistoso tío Lavín que estuvo cerca de desbancar a base de simpatía al estadista pero una realidad país compleja hacia necesaria la ascensión de un líder fuerte que mantenga lo conseguido, entonces la concertación acusa el golpe y levanta en la siguiente elección intuitivamente una figura de batalla similar, una Bachelet simpática y amorosa, que uniera el poder y continuidad a una figura atractiva y creíble, lo que era adecuado para una nueva realidad mas holgada con una economía en crecimiento. Bachelet era el candidato adecuado porque en un momento donde el chileno podía darse el lujo de pensar en el cambio, la presidenta asimilo ese cambio y dio la opción de mantener lo bueno y al mismo tiempo dar un nuevo cariz. La alianza en cambio deja a la figura que podía competir en simpatía y cambio y pone a Piñera una figura mas dura y técnica, por supuesto esto no iba a funcionar.
Hoy es un caso nuevamente opuesto, y es que la psiquis política es cíclica ya que depende del momento económico social que es en si mismo cíclico, en una situación compleja nuevamente, el publico reclama por un líder fuerte y de consenso que mantenga la buena gestión observable, la concertación nuevamente ha sido astuta y ha dado lo que puede ser necesario, lejos de levantar un candidato chocante como podía haber sido Lagos o Insulza, levantan a Frei que representa una continuidad y por lo mismo cierta tranquilidad necesaria para el electorado. La alianza en cambio vuelve a levantar a Piñera sin tomar en cuenta el momento mismo que no da espacio para un cambio per se y poco claro, si continua la buena percepción de la administración Bachelet es muy poco probable que Piñera, un candidato duro y conflictivo, pueda efectivamente superar la tranquilidad que ofrece Frei. La única posibilidad va por el lado de forzar un cambio radical cimentado en una posible mala variación de la percepción del publico hacia el modelo económico, Piñera como signo del libre mercado también se vería afectado por esto, solo un candidato como lavin podria haber sido mas adecuado para ejemplificar ese cambio especialmente frente a amenazas mas novedosas como Enríquez.
Veamos como ha sido la historia electoral:
Aylwin versus Buchi, un demócrata conciliador versus un tecnócrata asociado a la dictadura, gana el viejito simpático casi por el doble, la situación país necesitaba un líder de unión política.
Frei versus Alessandri, el político serio y responsable versus la opción política mas radicalmente derechista de ultimo minuto, gana por mas del doble el candidato de la continuidad gracias a un clima de estabilidad económica sin precedentes, Frei ofrecía una opción mas simpática y amigable que su contendor mas duro relacionado al régimen militar.
Lagos versus Lavín, el duro estadista versus el amigable desconocido, gana el estadista por escaso margen, la mala situación lleva a que gran parte del electorado clame por una figura de autoridad y estabilidad en vez de un cambio difuso, recordemos que en primera vuelta el empate fue casi perfecto.
Bachelet versus Piñera, la figura maternal versus el frío empresario, gana la calidez y el cambio (mujer, desconocida, apolítica), en primera vuelta Piñera y Lavín suman 48%, en segunda Piñera solo logra un 46%, la buena situación lleva al publico a optar por la simpatía y continuidad, era la oportunidad para levantar la opción de la alternancia, pero la derecha se equivoca en poner un candidato duro.
Hoy la situación es compleja, pero la concertación aprendió de la crisis asiática y la percepción es muy diferente, no hay espacio para que la oposición efectivamente critique la gestión del gobierno, y además se levanta la figura de Frei para mantener la sensación de que es la izquierda la única que puede gobernar, el que la derecha insista en levantar a Piñera implica varias dudas:
Si el tema es el cambio, Piñera no es el adecuado, es un candidato no solo duro, sino también con una carga muy pesada de fallos previos, si a eso se le suma la opción de Enríquez, esta posición se vuelve muy complicada, Marco anula directamente la sensación de Piñera como candidato novedoso, frente a la figura de Enríquez representa la misma vieja guardia que supuestamente combate, Lavín posiblemente podría haber dado una mayor pelea a Marco y así robar los votos que podrían haberle llevado a ganar en primera vuelta, Piñera no, pasara a segunda vuelta y perderá.
Si el tema es la eficiencia, Piñera esta en desigualdad, no existe ningún hecho que pueda llevar a la gente a efectivamente considerar sin lugar a dudas que puede ser mas eficiente de lo que ha sido la concertación, en épocas de vacas flacas no hay animo para arriesgar lo poco que se tiene en aventuras poco claras, con la buena percepción en el gobierno concertacionista se ve poco probable que el publico quiera tomar el riesgo.
Las cosas son complejas e implican múltiples variables que no suelen ser consideradas a cabalidad al analizar los movimientos del electorado.
Y es que la clase política en su burbuja desconoce las realidades mas allá de su propio metro cuadrado, y tampoco hace mucho esfuerzo por salir del cómodo seno de sus partidarios, es mas cuando pretenden ver mas allá suelen hacerlo a través de otros que estén igualmente dentro de sus propias burbujas y por ello cometen errores que a simple sentido común son injustificables y no resisten ningún análisis sociocultural serio.
Centrémonos en los candidatos fuertes y algunas de sus malas jugadas:
Piñera y la derecha ha mantenido una total desconexión con las realidades generales del electorado, la tesis del desalojo ya era una idea odiosamente ingenua desde su concepción pero al pasar el tiempo resulta casi insultante, NUNCA una posición de total rechazo per se a sido bien vista por la opinión publica chilena, la oposición recalcitrante e injustificada toca las fibras mismas del chileno, es chaqueteo y envidia, en un pueblo que la practica personalmente esto no es algo que agrade ver en otros. La misma Evelyn Matthei en sorprendentemente lógicas declaraciones en tolerancia cero lo decía (me gusta la Matthei, al menos es centrada, si trabajara para la derecha probablemente seria mi opción para jefa), y es que el “atornillar para el otro lado” repulsa al chileno y solo ha servido para instaurar la tesis de que a la derecha le importa un comino cualquier otra cosa que no sea ganar una elección por ganar. El que no lo hayan aprendido con tantos episodios como por ejemplo la brusca subida de Lavín luego de lo de “Bacheletista aliancista” debería haber bastado como para que tomaran el libro de Allamand y lo guardaran en el sótano.
Por algo tenemos un régimen recalcitrantemente presidencialista, nos gustan las cosas claras y todos remando para el mismo lado con el Papá (o en estos últimos años mamá) en el timón, ese papá firme y seguro, que se puede confiar que hará su pega, que lo llenamos de insultos cuando sale de la pieza, pero nosotros nomás, nos carga que otro lo insulte, al primer descalificativo nos reímos, el segundo lo aceptamos, al tercero ya estamos pensando “quien es este para insultar a mi viejo” y al cuarto ya sentimos que nos están insultando a nosotros mismos.
Pero el desalojo no es el único error, ya en su momento analice otros “pastelazos” de los Piñeristas, el caso del funeral de la chica asesinada en un bus, el nombramiento de Irarrázaval como clon de Bowen con bombos y platillos, la estupida movida de Monckeberg para botar a Álvarez, etc, etc. Ahora ultimo esta la inclusión de Fernando Flores y la creación de la coalición por el cambio… ¿Por dios a quien se le ocurrió? Flores aunque muy inteligente, es inherentemente impopular, posee la cualidad de resultar desagradable para la gente y por lo mismo es fácil asimilar malas conductas a su figura, no es su culpa, simplemente levanta esa reacción visceral en el publico.
La alianza sigue viendo al electorado como una masa ignorante que puede ser manipulada si se tiene la suficiente difusión y control, el mismo hecho que se nieguen a una efectiva participación de la ciudadanía ya es decidor, es prácticamente imposible el encontrar un espacio de efectiva cercanía con el publico dentro de la campaña de Piñera (créanme lo intente), el mismo hecho de los grupos Tantauco, herméticos profesionales encerrados supuestamente creando nuevas ideas es por decirlo poco, complejo de digerir para el tipo que los escucha alegar de la clase política cerrada, la misma desesperada elección de Irarrázaval, los problemas con la udi, el dinero de Piñera, los eventos forzados vagamente a lo Kennedy, incluso el mismo y reiterativo uso de frases gastadas y falsas, son puntos que demuestran una nula expertice en como conquistar al pueblo en general. Claro que si consideramos que el equipo de campaña de Piñera ilógicamente esta formado en su gran mayoría por familiares y algunos cercanos igualmente ajenos al mundo real como Allamand o Espina (Que según dicen por ahí no permiten a otros cerca), no extraña entonces que no haya sintonía con el chileno común.
Marco Enríquez Ominami es un caso diferente, quizás lo contrario por antonomasia, mientras Piñera busca controlar todo lo que dice y hace siguiendo una pauta mal diseñada, Marco simplemente lanza todo, no se mide, no tiene mucho que perder, la decisión esta tomada, por otro lado para el la figuración publica es natural, aunque se le salga algo impopular de vez en cuando, la experiencia mediática se nota, pero no es ajeno a errores, el mayor que recuerdo es la inclusión de Rodrigo Danús dentro del comando, un tipo con mucho poder en ciertos ámbitos de los medios pero de una figura fuertemente impopular con demasiados “trapos sucios” en la psiquis del chileno. Otro punto complejo es que comienza a creerse demasiado su propio cuento, no puede desmarcarse absolutamente de la concertación, esta en un punto de equilibrio bastante precario, si exagera con su liberalismo o si se decanta ligeramente hacia la derecha perderá todo lo conseguido. Como la máxima legal, todo lo que diga de acá a octubre puede ser usado en su contra.
Mas allá del hecho de que deberá terminar definiéndose y apoyando decididamente a Frei en algún momento, Marco debe tomar una posición de mayor consenso que lo instaure en un sitial de ventaja general, no llegara a la segunda vuelta, mas allá de lo que se pueda manipular en las encuestas la realidad en chile es clara que no tendrá un apoyo masivo, una cosa es opinar sobre la necesidad de una renovación de la política, pero llevar esto al voto es otro cuento, el chileno es bastante serio con la posibilidad de “perder” su voto y por otro lado, los factores de estabilidad priman por encima del idealismo. Al momento de las decisiones es poco probable que el electorado se decante por una candidatura fantasiosa como la de Marco y eso debe tenerlo en cuenta con la misma dureza con que algunos cercanos a el como el propio senador Ominami lo tienen.
Con respecto a Frei, lo dejare para un futuro artículo, que hay harto que decir.
Mas allá de las necesidades propagandísticas me sorprende la poca idoneidad de quienes analizan y aun peor toman decisiones en política, que parecen desconocer completamente la realidad del publico.