Leí estados
unidos de japon (USJ) de peter tieryas, obra que viene dentro de la fuerte
corriente de best sellers de ciencia ficción pop que tiene por principal y
maravilloso exponente a “Ready player one”, que además acaba de ser premiada en
Japón. Y más allá de las sensaciones que me dejó la novela, me da pie para pensar
también en el fenómeno (o falta de este) de los best sellers en Chile y el mundo
hispano.
El mundo es
diametralmente opuesto al nuestro, Japón y la Alemania nazi han ganado la
segunda guerra mundial. Varias décadas después, en medio de los 80s, ambas
potencias se dividen américa del norte, los gringos viven subyugados por el imperio
nipón en una sociedad high tech decadente. Ishimura, un oficial de ejército que
dirige una oficina de censura, hace equipo con una despiadada agente de la policía
secreta para descubrir a los terroristas detrás de la mayor amenaza propagandística
que enfrenta el imperio, un juego de video ilegal llamado “Estados unidos de América”,
que plantea la delirante irrealidad de un mundo donde los aliados vencieron.
Entre intrigas,
torturas y alta tecnología, ambos emprenden una aventura que los lleva a remover
parte de la porquería debajo de la sociedad ocupada hasta descubrir secretos
que pueden hacer tambalear al imperio.
¿Acojonante? Por
supuesto. La promesa de intriga, misterio, nazis, samuráis, robots gigantes,
armas de rayos, ciborgs, drogas y todos los clichés del ciberpunk parecen un coctel
ganador. Y lo es. Al menos hasta cierto punto.
Ambiente: sin duda lo mejor del libro
es la premisa de la ucronía donde Japón (o más bien el eje) gana la guerra. Sin
embargo, no es algo que le podamos celebrar por completo, USJ es básicamente un
refrito de “The man in the high castle” de Phillip K dick, u “homenaje” si
queremos. Todos los tópicos importantes ya están en la obra de pkd y en las
diferentes adaptaciones. Es más, gran parte de los detalles que deberían condimentar,
como muchos aspectos de la vida japonesa (especialmente pensados desde la noción
de vida en la era Meiji y la militarización), están bastante ausentes, Tieryas
no conoce bien la cultura nipona, es un gamer (ademas es gringo descendiente de
coreanos) no un otaku, eso se nota en muchos detalles. Falla en sumergirnos en
un mundo coherente bajo el dominio imperial, mucho más incluso que obras como
la reciente versión cinematográfica de “Ghost in the Shell”. El mundo de USJ no
huele a Japón, ni siquiera huele completamente a “The man in the high castle”
sino a una versión deslavada de “Ready player one”.
Trama: con abundantes giros de guion,
mas entendibles aun si pensamos que su carrera ha estado ligada especialmente a
los videojuegos. La trama fluye bien, pero siempre con un fuerte dejo de deux
ex machina, los nexos de la trama tienden a ser muy superficiales, típicos de
los videojuegos e insuficientes en una novela, esto se da especialmente por su
gran falla…
Personajes: el gran “pero” de la
novela, los personajes de Tieryas no terminan nunca de cuajar, no solamente son
en bastante medida desagradables, impidiendo al lector empatizar con ellos,
sino que no tienen sustancia, sus trasfondos se diluyen y la forma como van
saliendo a la luz hace imposible que haya una consistencia en sus psiquis. La forma
como nos muestra a los personajes y sus motivaciones se ve abruptamente contradicha
sin ningún atisbo previo de razón, sino de forma simplemente instrumental.
Una novela
que comienza muy bien, que baja el ritmo, luego se vuelve un sin sentido y
termina con más de algún “¿What?”.
No es la
primera vez que veo esto, ya lo he visto en otras novelas bien vendidas que adolecían
de grandes problemas, uno de los mejores ejemplos es “La saga de los Otori” de
Lian Hearn, una serie de novelas del Japón feudal (pero no del Japón feudal)
tan llena de errores históricos como de vacíos de narración.
Estados
unidos de Japón es una novela aceptable, es fácil ver porque tiene éxito, los
elementos están presentes: acción, misterio, una ambientación interesante, una
portada atractiva, etc. Pero…
Tal como pasa
con Ernest Clyne, que en “Ready player one” alcanza sin duda la perfección y
luego cae en picada con “Armada”. Tieryas falla en ítems que debería dominar a
la perfección como profesional.
Peter Tyeras
no es ningún aparecido, su amplio curriculum implica trabajos como escritor técnico
para firmas como Lucas film, estar involucrado en multimillonarios juegos de
video y al menos 3 novelas. Además, cuenta detrás con un equipo editorial de
primer nivel. Sin embargo, no lo parece al cerrar el libro.
Un escritor
preparado, secundado por un buen equipo editorial, con todos los ingredientes
para hacer una obra maestra, no lo logra, solo alcanza el nivel de aceptable, o
si queremos, de vendible.
Pero quizás lo
más chocante… es que no es ni de cerca mucho mejor que nuestra propia
literatura.
Martin Muñoz
Kaiser elabora mejores escenas de acción, mejor coreografiadas, y más realistas.
Jorga Baradit
es capaz de llegar a niveles mucho más crudos y surrealistas de crueldad tecno orgánica.
Joctan Zafira
o Michel Deb pueden crear personajes más entrañables.
Francisco
Ortega elabora trasfondos históricos mejor preparados.
Etc.
Sin embargo,
el camino para los escritores nacionales es bastante más complicado, de hecho, prácticamente
pareciera que deben alcanzar no solamente la perfección narrativa, sino además contar
con los contactos necesarios para siquiera conseguir las oportunidades que con
sus carreras independientes ya deberían tener aseguradas.
En Chile, lo más
probable que una novela como “Estados unidos de Japón” (O incluso “Ready player
one”) ni siquiera pasaría por la ojeada de las editoriales grandes.
Veo muchas
novelas best sellers internacionales que tienen los ingredientes correctos,
pero que su planteamiento final no es pulcro, tienen fallas. Pero al menos se
ve el olfato de los editores para sacar al mercado obras que efectivamente
estimulen ventas. Claro, se podría hacer mejor, pero al menos existen.
En Chile
parece ni siquiera haber eso. Con la cantidad de buenos autores e ideas, y las
facilidades de hoy en día para editar e imprimir, uno esperaría un mercado mucho
más dinámico. Un mercado que aprovechara las corrientes y modas sacando títulos
que pudieran satisfacer al público siempre ávido de más libros.
Un ejemplo
simple: ¿Cuántas obras chilenas de novela histórica fueron lanzadas
aprovechando el éxito de Logia o Historia secreta de Chile?
En un mercado
dinámico, todas las editoriales grandes o pequeñas se habrían decantado de
inmediato por repetir la fórmula, como fuera, con autores conocidos y noveles. En
Chile no más de 3 o 4 títulos han aparecido en varios años.
Las editoriales
independientes chilenas suelen estar más centradas en el cerrado mercado de los
lectores tradicionales. Esos pocos miles de literatos que leen constantemente y
que se decantan por temas y obras complejas o de temáticas complicadas. Hay cierta
obviedad en ello, los editores independientes son a su vez literatos y se
enfocan en publicar lo que ellos quieren leer, por muy poco rentable que sea.
Sin embargo,
las editoriales grandes supuestamente deberían funcionar con otras cifras. Las verdaderas
ventas de la industria están en el mercado no lector. Aquel público que no
compra el libro como objeto coleccionable, que no busca iluminación ni reflexión,
y menos aprendizaje profundo. El público que busca una sola cosa: entretención.
Es aquel grupo mayoritario de la población el que permite que los libros pasen
de más de un par de miles de ejemplares vendidos. Son esos lectores lo que han
comprado cientos de miles de ejemplares de Logia o Historia secreta de chile. Quienes
compran los 100 millones de ejemplares vendidos de Isabel allende, los que
disfrutan de las aventuras de Harry Potter o juego de tronos.
En Chile ese
sector, el que potencialmente implica al menos el 90% de las ventas, nunca es
considerado a cabalidad, al menos desde el prisma nacional. Si, por supuesto es
el público que se considera para, por ejemplo, vender best sellers
internacionales (como el propio “Estados unidos de japon”), que sin duda es el
grueso del negocio de las grandes empresas. También es el público considerado
para vender los libros asociados a famosos, antes de farándula hoy de youtube.
Pero extrañamente
a pesar de ser el universo de clientes potenciales mas grande por mucho, no se
toma en cuenta al pensar en literatura de masas. No se toma en cuenta al pensar
en crear nuestros propios best sellers (la creación de best sellers, al igual
que los cracks en el futbol, debería ser por lejos lo más lucrativo de la industria.
De hecho, lo es en otros mercados).
En Chile hay
muchos autores que han vendido literalmente miles de ejemplares en el circuito
independiente. Objetivamente best sellers en cifras. Autores que además han
sido fichados por editoriales del extranjero.
Martin muñoz Kaiser
ha vendido más que la gran mayoría de autores noveles editados por las grandes
editoriales en los últimos años.
Joctan zafira
tiene más reseñas que la mayoría de las obras publicadas, y de toda Latinoamérica.
Michel Deb está
siendo publicado en Argentina.
Yo mismo
lanzó a fin de año la primera novela histórica japonesa escrita en Latinoamérica…
en España, con una editorial española.
¿Cuáles son
los criterios entonces de las grandes editoriales?
¿Cuál es la
verdadera percepción del público masivo que tienen estas editoriales?
¿Cuánto tendrá
que seguir esperando ese público ávido de entretenimiento para que las
editoriales se den cuenta que hay un mercado excelente esperando?
Estados
unidos de Japón es una novela aceptable y entretenida, que podría haber sido
escrita mejor por muchos autores chilenos… pero posiblemente nunca publicada. Esperemos
que, si tiene éxito, permita que alguno pueda dar el salto.
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